Nos resulta fácil comprender que, quien ama, ofrece lo que tiene. Aunque esto sea poco, nosotros lo ofrecemos entero. Todo lo que sabemos dar, lo entregamos. Todo lo que depende de nosotros, se lo confiamos al otro.
A veces, también ocurre, que se nos olvida tomar lo que el otro nos ofrece. A veces, nos dejamos en último lugar.
En este mundo, al que, desde ahora, llamaré "el mundo animalista", está bien visto y, es más, la costumbre, es observar que las personas ceden su espacio, sus energías, su tiempo, su hogar... a favor de los animales. Animales que, dicho de paso, probablemente no continuarían en el mundo si no fuese por ese gran sacrificio que hacen, hacemos, las personas que nos preocupamos por ellos.
Esa manera de mirar desde fuera a las personas que nos hemos introducido en el mundo animalista hasta las entrañas, os admito que duele. Duele cuando te acostumbras tanto a dar y dar, que te olvidas por completo de tomar de los demás, de tomar de ti misma, de tu vida, de tu fuerza... de tu energía. Duele comprobar una y otra vez, que se minimizan tus emociones y, de hecho, se apartan, cuando expresas a tus seres queridos el dolor que te produce cada caso del que te haces cargo. Duele. Me duele.
Sufro cuando me llega una petición de ayuda, lucho conmigo misma para ayudar, desde la distancia, desde una menor implicación, desde lo que puedo ofrecer. Y, aún así, me duele ver que, finalmente, al no haber hecho tú nada, el animal lo paga con su vida...
Llego a pensar que hay dos tipos de personas en este planeta y no podría juzgar a ninguno de ellos, pues creo que ambos nos miramos a nosotros mismos cuando actuamos. Existe la persona que continúa hacia delante cuando un gatito aparece enfermo, atropellado, desnutrido, o cualquier otra situación semejante. Esta persona podría, tal vez, emplear energías en escribir a Asociaciones, amigos que tengan animales, o, quizá, a esa amiga que siempre está con rescates de gatos, y da el aviso de dónde se encontraba, de cómo estaba y, quizás, hasta haya hecho fotos o vídeos para mostrarlo. Es su manera de implicarse. Es su manera de mirar hacia dentro y cuidarse, de no meterse donde no quiere entrar.
Vaya, yo misma a veces envidio a esas personas. Pues yo, en esa situación, soy tan incapaz de actuar de ese modo...
Luego hay personas como yo, cada una a distintos niveles, por supuesto...
Yo empecé a preocuparme por los gatos cuando supe que existían. Siendo pequeñita, cuando tenía la oportunidad de ir a pasar el día a la huerta, observaba sus juegos, sus interacciones. Cuando crecí, al vivir en la ciudad, tener un gato era un sueño inalcanzable, ya que dependía de mis padres que, obviamente, jamás me iban a permitir tener un gato. A pesar de cuidar durante mi infancia de animales varios como hámsteres, galápagos, gusanos de seda... y hacerlo con una ilusión desbordante y de manera muy responsable, limpiando diariamente sus excrementos, su zona de juego... Incluso, yo me hacía cargo de comprar su comida en la mayoría de las ocasiones!! Es más, a mis galápagos les enseñaba a subir cuestas y hacíamos juegos de agilidad. Hasta que crecieron tanto que las liberamos en el Valle donde, confiando ciegamente en las palabras de mis padres, ellas se sentirían más plenas al estar en la naturaleza junto a otros de su especie... Habían sido mis niñas durante varios años... Pasé mi buen duelo ahí. La mayor, Torti, tenía cinco años y Pulgui tenía tres.
Al cabo de los años, supe que esa raza de galápagos estaba catalogada como especie invasora y estaba prohibido soltarlos porque devoraban todo a su paso, desde animales a plantas de todo tipo... ¿Qué iba a saber yo? Yo leí todo lo que pude sobre ellas en la enciclopedia Larousse y me iba a una tienda de animales donde había revistas sobre tortugas y otros tipos de animales. Ahora, con internet, cualquiera es experto en cualquier tema.
Claro, viendo lo visto, ¿cómo podría yo compararme con el tipo de personas que ve a un animal en medio de la carretera y no se aparta? ¿Con esas personas que son capaces de tirar veneno o lejía en puntos de alimentación de gatos callejeros? No es posible compararme. Aunque, como digo, hay muchos grados de implicación según el carácter, las debilidades y la empatía de cada persona.
Cuando hablo del AMOR y expreso que es dar y es tomar me viene a la mente la dificultad que tenemos las personas animalistas para tomar, ya que dedicamos nuestros esfuerzos en salvar a animales de muertes totalmente evitables. Para tomar amor, hemos de estar conectados con nosotros mismos, hemos de ser capaces de concedernos la oportunidad de estar con nosotros mismos. Y, si os soy sincera, eso es muy complicado cuando te pones tantas tareas a lo largo de los días, semanas, meses... años.
Y, cuando te das cuenta, cuando la terapia te ayuda a frenar, cuando tomas la suficiente distancia para contemplarte a ti misma en tu vida... Todo se desmorona. Te das cuenta de que tu vida se te escapa entre los dedos.
Mi vida continua avanzando, como ese tic tac del reloj, que no se detiene. Y es cuando tomo conciencia de mi ansiedad y de cuánto tiempo me lleva acompañando... De cuántos años llevo sacrificando mis hobbys, mis relaciones, mis partes creativas... por ir siempre a contrarreloj. Porque si no es porque tienes que crear historias de instagram para difundir a "x" gatos, es porque tienes que hablar con "x" persona interesada en adoptarlo, o ayudar en la adaptación de otro gato que acaba de ser adoptado, o hablar con una acogida que te cuenta lo mal que lo está pasando, mientras te insta a que saques al gato de su casa... Porque entonces recibes una llamada que te deja con el corazón en vilo, donde te hablan de bebés abandonados en una caja de cartón, que han dejado en el mismo lugar en el que se los han encontrado.... Porque siempre hay miles de urgencias que, aunque no eran tu prioridad, te arrastran...
Y, cuando te das cuenta de que llevas a rastras, desde hace más de 14 años... Algo en ti se detiene. Algo en mí se rompe.
Puede que esté tomando el camino del amor. De un amor que no sólo ofrece al otro, sino que también recoge. Un amor que desea de corazón volver a abrir sus brazos para apapachar a mis seres queridos y disfrutar de mi vida, mientras pueda...
No hay personas como Tu. Sois Angeles.
Gracias , gracias ,gracias.😇🐈⬛😻💜